Javier Alejandro Carrero Zambrano

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Geociencias en la exploración y explotación sostenible de tierras raras

Los Elementos de Tierras Raras (REE), un grupo de 17 elementos que incluyen los lantánidos, el escandio (Sc) y el itrio (Y), se han convertido en componentes indispensables de la tecnología moderna dentro de la transición energética. Desde teléfonos inteligentes y tabletas hasta vehículos eléctricos, turbinas eólicas e incluso equipos de defensa y aviación, sus propiedades únicas, como las magnéticas, fosforescentes y catalíticas, son fundamentales para una amplia gama de aplicaciones industriales y de consumo. La demanda global crece aceleradamente y, con ella, la necesidad de identificar nuevas fuentes sostenibles. Las geociencias –especialmente la geofísica, geoquímica, petrofísica y ciencia de datos– son pilares clave en esta nueva etapa exploratoria.

Aunque los REE existen en más de 250 minerales en la corteza terrestre, y se encuentran en una amplia variedad de entornos geológicos, los depósitos económicamente viables son comparativamente escasos. La naturaleza geológica de los depósitos de REE es variada, incluyendo:

  • Depósitos primarios: asociados con procesos ígneos y/o hidrotermales, como carbonatitas, rocas alcalinas, vetas y skarns.

  • Depósitos secundarios: formados por procesos de erosión y meteorización, como placeres (arenas de playa), lateritas, bauxitas y arcillas de adsorción iónica.

  • Recursos no convencionales o alternativos: como sedimentos de fondo oceánico, costras de ferromanganeso, fosforitas, carbón y cenizas volantes, rocas de desecho en minas cerradas, y residuos industriales como el «barro rojo» y los desechos electrónicos (e-waste).

Geociencias aplicadas a la exploración

La exploración de REE requiere un profundo conocimiento de su geoquímica, mineralogía, procesos de formación y distribución espacial. La exploración moderna de REE combina técnicas tradicionales con herramientas digitales avanzadas:

  • Geofísica aplicada: Métodos como magnetometría, radiometría y gravimetría permiten identificar anomalías físicas asociadas a cuerpos mineralizados. Por ejemplo, en el proyecto Fazenda Buriti (Brasil), la integración de magnetometría, radiometría y lógica booleana permitió definir objetivos que fueron validados por perforación.

  • Geoquímica de campo y laboratorio: El muestreo sistemático de suelos, sedimentos y rocas, junto con análisis mediante ICP-MS, XRF o técnicas portátiles como pXRF, permite identificar anomalías geoquímicas. El uso de elementos guía como Y, Th y U ayuda a delimitar zonas con potencial de mineralización.

  • Petrofísica: Implica la medición de propiedades físicas (como susceptibilidad magnética, densidad) en muestras de roca y testigos de perforación. Es crucial para entender el comportamiento de las rocas mineralizadas y para restringir la interpretación de los datos geofísicos, especialmente al buscar objetivos a mayor profundidad o bajo cobertura. Permite estimar el contenido de minerales magnéticos a partir de análisis de registros de pozo con evaluaciones petrofísicas probabilística multimineral.

  • Sensores remotos e imágenes hiperespectrales: El mapeo satelital multiespectral e hiperespectral (ej. EnMAP) puede detectar firmas espectrales de minerales portadores de REE. En Alces Lake (Canadá), la integración de datos geofísicos y topográficos permitió modelar estructuras de control de mineralización.

  • Modelado predictivo e IA: La inteligencia artificial permite analizar grandes volúmenes de datos geológicos y generar modelos de prospectividad. En Penco (Chile), Aclara Resources aplicó algoritmos de machine learning para reducir el área de exploración y enfocar los esfuerzos en zonas críticas con menor impacto ambiental.

  • Análisis Estadísticos y Multivariados: Se utilizan para identificar anomalías geoquímicas, comprender relaciones entre elementos y mapear la prospectividad.

  • Lógica Booleana y Lógica Difusa: Permiten combinar diferentes mapas predictivos basados en criterios de exploración para generar mapas de prospectividad.

Desafíos y soluciones

El sector afronta varios retos técnicos y ambientales en la explotación de tierras raras, los cuales las geociencias ayudan a manejar:

  • Profundidad y cobertura superficial: Muchos depósitos de REE se encuentran bajo espesores significativos de sedimentos o rocas no explotadas, o a gran profundidad en la corteza. Esto dificulta su detección con métodos convencionales. Para superarlo se emplean geofísica de penetración profunda (gravimetría aérea de muy baja altura, electromagnetismo de largo alcance) y se desarrollan modelos geológicos 3D para identificar “blancos ocultos”. Además, la inteligencia artificial puede integrar datos limitados (como sondeos poco profundos) para predecir la extensión de mineralización subterránea.

  • Complejidad mineralógica: Las tierras raras suelen estar alojadas en minerales accesorios complejos (monacita, bastnasita, xenotima, etc.) y acompañadas de elementos radiactivos (Th, U). Este ensamble dificulta la explotación y requiere caracterización detallada. Las geociencias utilizan mineralogía avanzada (difracción de rayos X, microsondas) y geoquímica isotópica para entender la génesis y distribución de los REE en la roca anfitriona. Este conocimiento contribuye a diseñar procesos de beneficio más eficientes y menos contaminantes, separando los elementos deseados con reactivos menos agresivos.

  • Impacto ambiental: La extracción y procesamiento de REE pueden generar grandes volúmenes de residuos tóxicos. Por tonelada de REE producida se obtienen decenas de miles de m³ de gases ácidos (fluorhídrico, SO₂, H₂SO₄) y decenas de miles de litros de aguas residuales contaminadas, además de residuos radioactivos. Para minimizar estos efectos, las geociencias ambientales desarrollan planes de mitigación: monitorean la calidad de agua y suelo, modelan la dispersión de contaminantes, diseñan obras de ingeniería para aislar relaves y recomponer el paisaje (p. ej. revegetación asistida). Asimismo, estudian técnicas alternativas como la lixiviación con soluciones menos tóxicas y el tratamiento biológico de efluentes. El objetivo es hacer la minería de tierras raras más sostenible, con estándares ambientales rigurosos.

  • Reciclaje y economía circular: Dado el alto impacto de la minería primaria, crece el interés por recuperar tierras raras de fuentes secundarias (baterías usadas, dispositivos electrónicos, residuos industriales). La geociencia contribuye a esto mapeando geoestratégicamente estos residuos y caracterizando su composición. Proyectos recientes demuestran que es viable recuperar REE de chatarra electrónica mediante procesos químicos y físicos, reduciendo la dependencia de los yacimientos nuevos. La investigación en “minería urbana” y en separación selectiva (p.ej. biolixiviación) es cada vez más relevante para cerrar el ciclo de estos elementos críticos.

Futuro y perspectivas

Las perspectivas globales apuntan a un incremento sostenido de la demanda internacional de REE. Se estima que hacia 2030 la extracción debería ser varias veces mayor que en la actualidad para cubrir la demanda de imanes de vehículos eléctricos y tecnologías renovables. En este contexto, las regiones con potencial geológico (como América Latina, África central o el Ártico) recibirán atención exploratoria reforzada. Geopolíticamente, potencias como EE.UU., China y la UE están firmando acuerdos estratégicos y financiando proyectos (minería nacional y extranjerización de recursos) para asegurar sus suministros. Las geociencias seguirán en el centro de estas iniciativas, aportando bases objetivas para localizar nuevos depósitos y evaluar reservas.

Al mismo tiempo, se espera que continúe la innovación tecnológica: sensores remotos de alta resolución, perforación robótica, modelado geológico en tiempo real y algoritmos de IA cada vez más sofisticados. Todo ello, junto con mayores esfuerzos de reciclaje y sustitución de usos (por ejemplo, desarrollo de imanes con menor contenido de neodimio o sin tierras raras), marcará la evolución del sector. En definitiva, la exploración y explotación sostenible de las tierras raras dependerá críticamente de la pericia geocientífica. Sólo mediante una integración profunda de la geofísica, la geoquímica y el análisis de datos espaciales se podrá garantizar la identificación de nuevos yacimientos de forma eficiente y con el menor impacto posible. En la nueva matriz energética global, las geociencias constituyen el eje indispensable para el desarrollo estratégico de estos recursos críticos.